El Imperio pre-inca de la Cultura Callejón tenía entre sus reinos federados los Señoríos de Apallasca y Otorongo. El Inca Pashash, era el sol resplandeciente, soberano de aquellos territorios. Erigió el portentoso Castillo cuya Segunda planta fuera revestida con las láminas de oro de sus dominios.
Los escultores y orfebres más famosos tallaron en piedra simbolismos alucinantes y labraron en oro decoraciones sutiles y maravillosas. Los ejércitos primero de Pachacutec, después de Huayna Capac allanaron el Castillo y los españoles en la conquista, barrieron hasta el polvo. Posteriormente los extirpadores de idolatrías con la instalación de los jesuitas en Llapo derribaron las esculturas de aquel olimpo mitológico y perseguidos fueron sus sacerdotes y vestales.
El Virrey Toledo recibió la real Cédula de su Majestad el Rey de España que permitía a los sacerdotes del Inca Pashash habitar su Castillo bajo la advocación del Patrón Santiago el Mayor. Renovó aquella Cédula en los aborígenes la esperanza en un destino mejor y los ayllus reunieron presto a los Incas y Pashash desterrado.
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