Julio Olivera Oré
Pese a estar duros y ajustados los flancos
al andar los músculos de la espalda serpentean
los del torso se exhuberan,
crujen y zangolotean las caderas.
Son las ondulantes y electrizantes líneas
del perfil de los felinos en celo
o son el sortilegio de Eros
y la maravillosa liturgia del deseo?
Una chispa de zalamería en los ojos
la pintura de una ilusión en los hoyuelos,
un cromatismo de aurora en la sonrisa
y una hechizante melodía en el garbo.
Son las galas de la bayadera
o la sabiduría de alguna ninfa?
O son solo la dádiva inocente
de una niña o de un ángel?
Pero es un embrujo que maravilla,
un juego que desespera,
un deslumbramiento que anega
y una sugestión que embelesa.
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