Julio Olivera Oré
No es una flor de alcoba o una sirena de la fuente,
desnuda como un junco o helecho se sumerge al agua.
El bañó la cubre con galas de diamante y el frío,
ajusta sus flancos ligeros.
Su desnudez resplandeciente eclipsa los deseos:
es una plástica de la melodía y de la forma,
idea pura, un canon del arte.
Es la inmersión del sonido en el color..
La lluvia lustra, refresca y endura sus muslos y
guarda proporciones, ajusta y adereza su desnudez .
Un elixir aplaca mi lujuria.
Desnuda, dorada y transparente, la buriló el céfiro y
lo decoró la aurora y las flores le dieron
su perfume de primavera.
No es una flor de alcoba o una sirena de la fuente,
desnuda como un junco o helecho se sumerge al agua.
El bañó la cubre con galas de diamante y el frío,
ajusta sus flancos ligeros.
Su desnudez resplandeciente eclipsa los deseos:
es una plástica de la melodía y de la forma,
idea pura, un canon del arte.
Es la inmersión del sonido en el color..
La lluvia lustra, refresca y endura sus muslos y
guarda proporciones, ajusta y adereza su desnudez .
Un elixir aplaca mi lujuria.
Desnuda, dorada y transparente, la buriló el céfiro y
lo decoró la aurora y las flores le dieron
su perfume de primavera.
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