martes, 13 de octubre de 2009

La Historia, La Fiesta y El Regreso

De ambos lados de la Cordillera bajan a la vega, gargantas, barrancos, ramblas, desfiladeros, cañadas y una variedad inverosímil de quebradas con valles furtivos, donde el céfiro con su egregio órgano o una arpa eolia modula cadencias y melodías telúricas. Allí está Cuyuchin de La Pampa, que es en este lugar donde nació Alicia.

Hoy es dos de noviembre; memorable día de los difuntos. En los sotos y las vegas el céfiro se impregna de fragancias, de recuerdos, toma el aroma de las flores silvestres y lo esparce. Un sutil fluido envuelve al espíritu, lo traspasa y lo hace como flotar y vibrar. Es un efluvio o una melodía que anega. Alicia estaba en el cementerio familiar, sentada en una esquina del panteón. El nombre de Ramón O’Brien escrito con letras doradas traía a su imaginación mil detalles de su vida. Los anteriores, los presentes y tal vez los futuros. Habían ocurrido demasiadas cosas en aquellas pocas horas desde el día que llegó de Boston a su ciudad natal, después de siete años de ausencia.

Es tan ponderosa la influencia del céfiro en la actividad espiritual que es fácil notar como se apodera del hombre un sentimiento de plenitud y una emoción dulce y feliz que expande el corazón y da a la mente percepciones claras.


Fiesta del 14 de Setiembre

Historia de Pakatiqui

El Regreso de Alicia

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